ECHARLE GANAS

Increible relato de una enferma de fibromialgia; ni yo misma hubiera sabido expresarlo mejor.

by Gwenn-Aelle

Pues yo pienso, así muy dentro de mí, que cualquiera que viva alguna situación crónica, vive la vida de distinta manera.

No importa si es maltrato, si es enfermedad, falta de dinero, falta de amor… Lo que se te ocurra: el dolor, físico o emocional, crónico, te cambia la mirada.

Y no sólo la mirada por fuera, la que ven los otros, sino la mirada por dentro, la que tú sientes.

El cielo ya nunca es realmente azul

Ni el viento fresco

Cualquier detallito se vuelve montaña, cualquier escalón se vuelve barranco

Y aunque hay momentos de remisión, en que el borracho no te golpeó, que te ganaste unos pesos vendiendo tiliches, o que la enfermedad entró en remisión, nada es igual: queda por siempre, encima de ti, y por dentro de ti, una capa oscura, una memoria del dolor, un sabor amargo en la boca.

Por eso no sonríes igual, aunque le eches ganas

Por eso no ríes tanto, aunque le eches ganas

Por eso la vida es más dura, aunque le eches ganas…

Entonces, pido un favor, uno grande, y difícil, lo sé… No, no pido que sean como yo, no pido que se rebajen, ni que entiendan, lo crónico es incomprensible para quien no lo vive.

Cuando el golpe no dejó moretón en la cara, sólo lo siente quién lo recibió. Cuando la falta de dinero se trae en los zapatos viejos, sólo lo siente quién camina en ellos. Cuando el amor es el que falta, sólo lo siente el que espera solo en la sala….

Y cuando la enfermedad arremete, cuando el dolor es insoportable, sólo lo siente el condenado.

Sólo espero que no me pidan más que sea alegre como ustedes, que no me pidan más que vaya tan lejos como ustedes, y sobre todas las cosas, que no me pidan ya, ya nunca por favor, que le eche ganas.